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PRL en trabajadores de la limpieza

El sector de la limpieza y la higiene profesional plantea la necesidad de establecer protocolos de actuación en materia de prevención de riesgos laborales (PRL).

 

Es fundamental identificar los peligros específicos que se suceden con asiduidad, realizando un profundo análisis de los puestos de trabajo, de las herramientas empleadas para su desempeño y de los edificios o locales en los que se desarrolla la actividad.

 

Una formación adecuada y el uso de los equipos de protección individual correspondientes pueden evitar las enfermedades y dolencias que son más habituales en este campo profesional.

 

En este caso concreto, se ha de contemplar que la mayoría de tareas requieren una alta intensidad a nivel de ritmo cardíaco, el manejo de equipos de trabajo de manera prolongada, la manipulación frecuente de cargas, el mantenimiento de posturas forzadas y la exposición a productos que, en algunos casos, pueden resultar tóxicos.

 

Concretamente, los riesgos más comunes son los trastornos de orden musculoesquelético: lesiones cervicales, lumbalgias, hernias discales, dorsalgias, ciática, etcétera. También los cortes, contusiones, pinchazos, aplastamientos, arañazos, caídas, fracturas, esguinces y quemaduras. De hecho, el 90 % de las bajas laborales en las empresas de limpieza se producen por alguno de estos motivos.

 

Consejos para garantizar una buena salud laboral

Según datos del Ministerio de Trabajo, la siniestralidad en este campo productivo es prácticamente inexistente, si bien la incidencia de patologías es considerable. Por este motivo, es conveniente atender a una serie de consejos para garantizar una buena salud laboral en el entorno de trabajo. En este sentido, algunas de las medidas que se deben adoptar en materia de PRL son las siguientes:

 

  • Dosificar esfuerzos y evitar cargas superiores a los 25 kilos.
  • Asegurar el adecuado agarre de la carga.
  • Evitar largos desplazamientos con carga voluminosa.
  • Emplear elementos mecánicos para el traslado de las herramientas de trabajo.
  • Huir de los movimientos repetitivos.

 

Equipos de protección individual adecuados para el sector de la limpieza

La formación es esencial para que los trabajadores aprendan y asimilen estas buenas prácticas a la hora de desempeñar sus funciones. También es fundamental que estos dispongan de los EPI adecuados para minimizar el impacto de algunos riesgos.

 

La legislación en materia de prevención de riesgos laborales contempla que el empresario ha de facilitar a sus empleados sistemas para la protección de ojos y cara, como, por ejemplo, gafas de montura y pantallas faciales.

 

También para la protección de las manos, principalmente guantes impermeables y resistentes, y de las vías respiratorias, sobre todo máscaras y mascarillas. El calzado debe tener suelas antideslizantes. Por último, es importante el empleo de uniformes de protección.

 

En conclusión, la prevención de riesgos laborales (PRL) evita numerosos accidentes en el ámbito de la higiene profesional y la limpieza. Por lo tanto, es obligatorio para las empresas contar con un plan específico y garantizar su cumplimiento.

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